jueves, 1 de julio de 2010

Exposiciones en el Senado contra el Gaymonio

A continuación un resumen de todos las exposiciones contrarias, ante la Comisión de Legislación General del Senado que tiene en estudio el Proyecto de ley en revisión que intenta legalizar el seudo-matrimonio homosexual . Creo que hay fundamentos suficientes desde todos los puntos de vista para decir NO al gaymonio.


Gerardo Perazo, urólogo, maestrando en ética biomédica UCA: hizo consideraciones anátomo-fisiológicas señalando las diferencias entre el hombre y la mujer. Mencionó estudios que muestran distintos intereses sociales en niños y niñas recién nacidos. Destacó que, como urólogo, cada vez asiste a más homosexuales con patologías. Citó estadísticas que revelan que los homosexuales tienen durante su vida alrededor de cincuenta parejas contra cuatro que es el promedio en heterosexuales. Que hay mucha más violencia doméstica en parejas constituidas por dos personas de mismo sexo y que sus uniones tienen un riesgo mucho mayor de ruptura. Puntualizó datos de relevamientos hechos en Suecia y Noruega (países que tienen legalizado el “matrimonio” homosexual) señalando, entre otras cosas, que los homosexuales formalizan sus uniones a edades más avanzadas, que hay más uniones con extranjeros y que tienen una tasa de divorcio 33 % más elevada que los heterosexuales.

Gabriel Flores Ciani, psiquiatra: “todos tenemos genes masculinos o femeninos”. Explicó que no hay cromosomas homosexuales, ni hormonas homosexuales, ni morfologías cerebrales homosexuales, “la identidad sexual no corresponde al campo de la salud, para la salud hay femenino y masculino”. En el 98% de los casos, afirmó, la persona se orienta sexualmente hacia alguien del sexo opuesto. Enfatizó que los médicos no discriminan a los homosexuales, los atienden y son testigos de los conflictos que padecen; destacando que esos conflictos no son originados por la presión social sino porque naturalmente quieren vivir la realidad de su sexo. “El que tiene cerebro de varón quiere vivir como varón”, ejemplificó. “Científicamente la sexualidad es la unión de dos personas de distinto sexo”. Dijo que las llamadas “parejas homosexuales” no son “parejas”, porque “para ser pareja tiene que haber complementariedad”. Habló de estudios que señalan los riesgos que corren los niños criados por homosexuales, entre ellos, el ser más proclives a desarrollar una conducta homosexual. Encuadró finalmente a la homosexualidad entre las “parafilias” y mencionó otras (zoofilia, necrofilia) resaltando que esos grupos también podrían pretender el amparo legal.

Leónidas del Carmen Fuentes, psicóloga USAL: “la tolerancia y la búsqueda del consenso son fundamentales en la construcción de la paz”. Pidió que no se llame homofóbo al que dice que no es lo mismo un papá y una mamá que dos papás o dos mamás. Aseguró que es difícil que el niño encuentre fuera de la familia los estímulos que necesita para realizarse como un adulto sano. “Dicen que la familia tradicional ya fue ¿por eso vamos a someter a los niños a ser criados por una minoría todavía discriminada?”, sostuvo. Afirmó que la comunidad científica está dividida respecto a los problemas que podría acarrear la crianza de niños por parte de homosexuales y que los estudios que están a favor y en contra (ninguno hecho en nuestro país) adolecen de falencias, pero repitió una frase de Alfonso Delgado, presidente de la Asociación de pediatría española: “la adopción (por parte de homosexuales) no es lo más indicado”. Describió finalmente el proceso de “identificación sexual” destacando la importancia de la presencia del padre y la madre en un sano desarrollo.

Mabel Guzzo de Borghetti, psicóloga clínica: comenzó relatando su larga trayectoria en la recuperación terapéutica de homosexuales, lo que implica afecto y dedicación especial hacia esas personas. Denunció el tratamiento ideológico del tema en desmedro del enfoque científico y mencionó la presión internacional. Hizo un recorrido por las connotaciones que tuvo la homosexualidad a lo largo del tiempo: enfermedad psiquiátrica, perversión, desviación, parafilia. Enfatizó que no existen causas biológicas, que “la homosexualidad es un comportamiento adquirido” y que “una parafilia no puede ser impulsada como un derecho”. Recordó que quitaron a la homosexualidad del manual de desórdenes mentales por presión del activismo gay y leyó un boletín de ILGA (Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexuales) que lo prueba. Habló de distintos grupos de homosexuales y le recordó a los senadores que legislarían para una minoría dentro de la minoría: el activismo homosexual. Citó otros grupos de presión que reclaman seudo-derechos: NAMBLA (persigue la legalización de la pedofilia), “Poliamor” (la legalización de uniones múltiples) e interrogó ¿toda preferencia sexual es un derecho? Habló del latiguillo de la homofobia y clarificó la diferencia entre la persona (a la que nunca discrimina) y su conducta.

Viviana Duarte, psiquiatra UBA, docente UCA: Explicó que “el niño no se desarrolla solo sino en un contexto” y habló de la familia como el nido. Refirió el vínculo temprano entre madre e hijo y recordó que “un recién nacido sin un vínculo muere”. Describió el “apego” y las distintas maneras de establecer el vínculo, coligiendo que “si no existe un vínculo profundo se generan patologías”. Mencionó a la adopción como “la recuperación del primer vínculo que no fue”, destacando que lo ideal es la “familia heterosexual y estable”. Detalló los “pilares de la resiliencia” y la necesidad de reestructurar los vínculos para que esos pilares se desarrollen. Puntualizó diferencias (biológicas, psicológicas y sociales) entre el hombre y la mujer enfatizando la necesidad que tiene el niño de ambos. Afirmó que el olor de una mujer es distinto, que es distinta su caricia, la reacción ante el miedo o la angustia, el sonido de su voz -explicó que en los primeros meses el niño percibe mejor los sonidos agudos-. Finalmente enumeró los beneficios de recibir simultáneamente respuestas de ambos sexos, esos niños tienen: más creatividad, mayor iniciativa, mejor comunicación, menores dificultades en el aprendizaje, etc.

Elcira Nazar Espeche de Urraza, profesora de filosofía y directora del Instituto para el matrimonio y la familia de la UCALP: denunció una manipulación ideológica que oscureció términos como matrimonio y familia. Aclaró que es “lo natural”, que no es sinónimo “de lo común”. Afirmó que “somos un compuesto de cuerpo y alma”, es lo que conforma “la esencia de cada ser”, lo que “nos hace personas” y describió como naturales las acciones que concurren con la esencia de la persona. Inquirió ¿actúo de acuerdo a mi esencia sexuada o por lo que deseo desordenadamente? Marcó las diferencias existenciales entre mujer y varón (por ejemplo, el varón no puede ser madre), concluyendo: “somos esencialmente iguales con un modo de existir distinto”. Las parejas homosexuales no pueden dar vida, remarcó. “La sexualidad nos permite conservar la especie como la alimentación nos permite conservar la vida”. Si los homosexuales adoptan a los chicos de la calle, destacó, estos niños van a ser doblemente discriminados, al abandono se le suma la negación del “derecho a un papá y una mamá”. Explicó que los derechos no surgen por su reconocimiento. Pidió sincerar las causas de la ley en debate, “hay una minoría gay activista que discrimina a la familia”. “Sin matrimonio heterosexual no hay familia, sin familia no hay generación y sin generación no hay nación que perdure en el tiempo”, remató.

Adriana Beatriz Boatto, psicóloga: habló del proceso de socialización. Explicó que “el hombre es un ser social” y que nuestras respuestas al medio “no son casuales”, “se mezcla la carga genética” con “las experiencias infantiles”. Enfatizó que “esas primeras experiencias, son las que nos constituyen en las personas que somos”. Recalcó que ”es importantísima la función de los padres, ejerciendo su rol, necesariamente complementario” y que “este mismo proceso de socialización debe vivirlo alguien que es adoptado”. Aseguró que “está fehacientemente probado que para el desarrollo adecuado de la personalidad es necesaria la presencia de un varón y de una mujer. Crecer con dos madres o dos padres, dijo, puede traer no sólo conflictos personales, sino también con los pares en sus ámbitos de socialización”. “Los niños son los más vulnerables”, recordó y añadió “todos luchamos para que estén exentos de la mayor cantidad de dificultades y tropiezos”. Exhortó a los senadores, finalmente, a hacer “leyes que sólo velen por su bienestar” sin procurarles riesgos innecesarios.

Zelmira Bottini de Rey, pediatra y directora del Instituto para el matrimonio y la familia de la UCA: Negó que el rechazo al proyecto fuera un acto discriminatorio. Distinguió entre el “vínculo libre, permanente y exclusivo que se establece entre el varón y la mujer en orden a la ayuda mutua, la procreación y la educación de los hijos” y “el vínculo entre dos personas del mismo sexo”. Habló de la diferencia sexual entre varones y mujeres (genéticas, morfológicas, hormonales) y del significado “personal, específico y propio” del ser varón o mujer. “La diferencia llama a la reciprocidad”, afirmó. Destacó la posibilidad de procrear que tienen dos personas de distinto sexo. Describió la función que varón y mujer cumplen en la educación de los hijos y remarcó la necesidad de que el vínculo matrimonial sea estable. Mencionó los beneficios que producen vínculos con esas características en los hijos. Mejor: integración social, salud mental, autoestima, desarrollo de la identificación sexual y rendimiento académico; menor: abuso de sustancias y conductas sexuales arriesgadas. Al referirse a la adopción por parte de homosexuales mencionó las fallas de los estudios con los que se cuenta para concluir que “no está probado que no conlleve riesgos para el niño” y por lo tanto “no es ético llevar adelante este experimento”.

Eduardo Sambrizzi, Vicepresidente de la Corporación de Abogados Católicos: explicó que prohibir el matrimonio a homosexuales no constituye discriminación, a nadie se le impide casarse por su “orientación sexual”, las limitaciones (no se pueden casar dos hermanos, más de dos personas…) son las mismas para heterosexuales y homosexuales, no hay “discriminaciones ni injustas, ni arbitrarias”. Tampoco violaría el “principio de igualdad ante la ley” (no son iguales las circunstancias). Cuando se refirió al argumento del lobby gay de que hay cientos de parejas homosexuales en las que uno de ellos ya adoptó a un niño y esperan la ley para que el otro también pueda adoptarlo sostuvo que “no se requiere ser muy perspicaz para concluir en la posibilidad cierta de que se haya omitido informar al juez, al requerir la adopción por una sola persona, sobre la situación de convivencia que tenía con alguien de su mismo sexo”.

Mauricio Mizrahi, Juez de la Cámara Civil - Sala B: “nuestro sistema constitucional descansa en la tolerancia”, “las uniones homosexuales no deben quedar excluidas de los beneficios sociales mientras no perjudiquen a un tercero” y esto es lo que ocurre, según Mizrahi, en el caso de adopción. “Las uniones homosexuales y heterosexuales son distintas” y no deben ser tuteladas con la misma figura jurídica. Reclamó una figura alternativa que no contemple la adopción para los homosexuales. “Los niños tienen derecho a un proceso unitario de procreación, gestación y parto; a tener una sola madre y un solo padre” y a no ser privados de ninguno de los dos. “En la fecundación artificial de homosexuales –a sabiendas- se está produciendo un huérfano, distinto es el caso de la adopción donde el niño ya existe y se busca solución”.

Alberto Solanet, Presidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia: fue al meollo del tema, habló de la naturaleza del matrimonio y enfatizó que “las relaciones entre homosexuales son intrínsecamente desordenadas” y, como tal, “no pueden generar derechos ni tener protección legal”. Desenmascaró el “uso abusivo de la palabra discriminación” y afirmó que el proyecto “no evita la discriminación”, “oculta la realidad de las cosas para fingir que es igual lo que es diferente”. Destacó que la modificación de la ley antidiscriminatoria para incluir “género y orientación sexual” y la modificación del Código Penal conexa, que estudia la cámara baja es “una provocación ideológica, impulsada por la militancia homosexual”. Denunció un plan para destruir a la familia” plasmado en el “Plan Nacional contra la Discriminación” aprobado por decreto del ex presidente Kirchner. Exhortó finalmente a los senadores a no tener temor y a no dejarse extorsionar, “las presiones políticas o económicas no pueden alterar el mandato de sus conciencias”, remató.

Claudio Grosso, abogado (UCA), autor de diversas publicaciones sobre el régimen del matrimonio: describió las características y fines del matrimonio “una noción pre-jurídica”. Diferenció homogamia y matrimonio. Probó que “el proyecto se basa en argumentos aparentes o falsos”, cuestiones subjetivas que “no pueden ser el punto de apoyo para ley jurídica”. “El derecho no trata cuestiones tales como el afecto o el amor en el matrimonio civil, y mucho menos trata sobre la orientación sexual de los ciudadanos”, afirmó. Mostró que el proyecto discrimina injustamente otras formas de convivencia (concubinato, congregaciones religiosas, comunidades terapéuticas…) y a la mujer y al niño. Evidenció las diferencias entre una pareja homosexual y una heterosexual que por edad o por enfermedad no puede procrear; y entre una “familia monoparental” y una “bipersonal del mismo sexo”. Destacó finalmente que si el proyecto se sanciona sería una ley “claramente inconstitucional”, “viciada e inválida” que provocaría un “desorden institucional”.

Miguel Haslop, presidente de la Asociación de Jóvenes Abogados Católicos: Mencionó tratados internacionales y jurisprudencia. Aseguró que el inconstitucional proyecto además del régimen del matrimonio, afectaría gravemente los regímenes de filiación, parentesco, nombre, adopción, sucesión y seguridad social. Dio respuesta a los reclamos del lobby gay y reveló sus verdaderas intenciones citando las palabras de uno de sus activistas, el escritor Michael Signorile: “Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas es transformar por completo la noción de familia” (Crisis Magazine, 8/01/2004).

Francisco Roggero, Colegio de Abogados de la CABA: se refirió a adopción un tema que involucra a un “menor indefenso”. “La adopción imita a la naturaleza”, aseguró, y “pone de relieve sus alcances (lo que la naturaleza permite) y sus límites (lo que la naturaleza impide). Cuando el vínculo es “biológico el derecho lo reconoce”, en el “adoptivo el derecho lo crea”, esa creación debe “imitar la naturaleza” de forma tal de “proteger el interés del menor”, que es la clave del sistema de adopción, “la adopción no satisface deseos” de los adultos. No hay “fraternofobia” cuando no se le da la adopción conjunta a dos hermanos. Citó finalmente estudios científicos que muestran que las parejas homosexuales son más inestables, más promiscuas y remató preguntando ¿podemos entregar menores en adopción a parejas homosexuales sin ninguna duda razonable acerca de si es bueno para los chicos o puede hacerles daño?

Christian Hooft, abogado de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA): enfatizó que el proyecto en estudio “desnaturaliza el matrimonio civil” pero que las parejas del mismo sexo deberían tener otra tutela legal. Recordó que el matrimonio es una institución milenaria y citó definiciones de juristas paganos. Sostuvo que con la legalización del seudo matrimonio homosexual se incurriría en “violencia cultural”. Rebatió los argumentos del proyecto: igualdad (“no todo trato diferenciado implica desigualdad”) y no discriminación (la “discriminación supone desventaja”). Habló finalmente de adopción, exhortó a “proteger a los más débiles” y a no negarles el “ámbito óptimo para su desarrollo”. Pidió que no se prive a los niños de “la relación filiatoria con sus progenitores biológicos”, mencionando, además, los desajustes jurídicos que esto último produciría.
Gastón Bruno Vicepresidente de ACIERA: mencionó los cambios vertiginosos y los avances científicos que se han dado últimamente, señalando, simultáneamente, que no han sido acompañados por la reflexión que merecían. Dijo que debíamos preguntarnos si detrás de cada homosexual no hay una historia de abuso, de violencia, de abandono, una experiencia traumática, un gran dolor … y pidió que, tras indagar las causas, se busquen soluciones reales. Habló finalmente de los niños e inquirió ¿cómo les explicaremos el día de mañana que nosotros les negamos el derecho a tener un papá y una mamá?

Marilina Hotton, abogada y Jefa de asesores de la diputada Cinthya Hotton, señaló que el proyecto adolece de vicios estructurales y provoca discriminaciones injustas. Entre ellas citó que: 1) con el proyecto la mujer desapareció del Código Civil, no dice más madre o esposa, todos pasamos a ser “asexuados y neutros”, ahora somos “cónyuges o contrayentes”; 2) la mujer heterosexual no le puede poner su apellido a su hijo cosa que podrá hacer una lesbiana; 3) cuando un matrimonio se separa el hijo menor de cinco años queda con la madre mientras que en el caso de la separación de dos gays quedaría con un hombre; 4) para adoptar hay que demostrar la incapacidad para procrear, en el caso de los heterosexuales eso lleva mucho tiempo mientras que en las parejas homosexuales es evidente, lo que les agilizaría la adopción; 5) un bisexual no tiene derecho a casarse con dos personas. Destacó finalmente el perjuicio que la ley traería a los niños y a la ciudadanía en general y felicitó a los 109 diputados que votaron en contra.

Juan Cianciardo, Decano de la Facultad de Derecho de la U.Austral: planteó interrogantes de cara al “juicio de analogía” con el que el legislador distinguió quiénes pueden casarse: ¿es justo o es errado? ¿con qué parámetros juzgamos? ¿qué lo vuelve inconstitucional? ¿toda distinción es inconstitucional? Y concluyó: “la condición de la disparidad de sexos es razonable”, no se opone a la igualdad y no es la única condición, con el mismo criterio hay “heterosexuales que se podrían sentir discriminados”. “Valorar unas uniones más que otras no entraña valorar a unas personas más que a otras”. El amor “es un compromiso de donación plena entre varón y mujer”, remató, y exhortó a los senadores “a rechazar el proyecto y presentar otros que protejan la familia”.

Gabriel Limodio, Decano de la Facultad de Derecho de la UCA: hizo una breve referencia al contenido de la ley. Replicó a los que reclaman “una ley laica” que se “legisla con la Constitución Nacional, no con la Biblia”. Afirmó que “nadie incorpora datos religiosos” y que se confunde laicismo con laicidad; se apoyó en párrafos de la versión taquigráfica de la sesión de Diputados en la que el proyecto obtuvo media sanción. Se refirió finalmente al “orden público que el espíritu de la ley en estudio pretende alterar”.

Nicolás Laferriere, director de Investigación Jurídica Aplicada de la UCA: tomó un solo aspecto del proyecto en debate, lo que le permitió desarrollarlo mejor y evitar reiteraciones. Laferriere se centró en las consecuencias que esta reforma del Código Civil acarrearía en el sistema filiatorio y, consecuente, en la identidad. Partiendo de que las uniones de personas del mismo sexo, son infecundas y por ende no pueden tener “hijos matrimoniales”, mostró fundadamente las incoherencias jurídicas que devienen de la sanción de Diputados. Tras ello enfatizó que no se trata sólo de un problema de técnica legislativa, que “hay en juego cosas mucho más profundas”, “que es una ley injusta que importa la alteración de valores”.

Hérnan Mathieu, Decano de la Facultad de Derecho de la UCALP: aseguró que los autores del proyecto no previeron “el desbarajuste” jurídico que esta reforma del Código provoca en otros temas. Exhortó a los legisladores a no trasgredir el límite que les impone la naturaleza. Separó la figura del homosexual, “al que nadie humilla y si lo hace delinque”, del reconocimiento jurídico de sus uniones. Marcó que cuando hay diferencias no hay discriminación y que muchas veces se fijan condiciones, por ejemplo, “para ocupar un cargo público hace falta idoneidad”.
Jorge Perrino, titular de Derecho de Familia de la UCALP: explicó que los tratados, en general, hablan de personas y que sólo al referirse al matrimonio mencionan expresamente: “varón y mujer”, lo mismo, añadió, se incluyó en la ley de divorcio vincular por iniciativa de Fernando De la Rúa. Los esposos, sostuvo, “no son parientes, forman una unidad”. “El bien de los esposos exige la fecundidad, se donan mutuamente y son uno, y ese amor se plenifica en los hijos”.

Jorge Reinaldo Vanossi, constitucionalista, presidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales: calificó al proyecto que obtuvo media sanción en Diputados como una “verdadera chapucería” jurídica. Dijo que había que tener en cuenta las diferencias con los otros países y citó el caso de EEUU -mencionado varias veces por otros expositores- allá, afirmó Vanossi, “la legislación de fondo es local y acá nacional”. Se refirió a los art. 19 y 16 de la Constitución Nacional. El art. 19 protege “las acciones privadas”, remarcó, y distinguió entre el interés jurídico de la moral pública y de la privada. Al referirse al tan invocado art. 16 recordó que ya en 1875 la Corte Suprema afirmaba que la “verdadera igualdad” consiste en aplicar la ley según “las diferencias constitutivas, considerando la naturaleza y el interés social”. Pidió una ley nacional que contemple de modo distinto las uniones que son diferentes. “Las cosas deben ser llamadas por lo que realmente son”, “se debe atender a la naturaleza de las cosas”. “Las denominaciones”, enfatizó, “no pueden confundir ni confundirse”. Dijo que no ve mal que se legalicen las “uniones civiles”, pero que es contrario a que se admita la adopción. “Las minorías tienen derechos”, sostuvo, “pero los derechos de las mayorías y las minorías son limitados”, y añadió: “las pretensiones excesivas de las minorías dieron origen a dos guerras mundiales”. Entregó finalmente un dictamen de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales que considera inconstitucional el proyecto en estudio.

Alejandro Molina, defensor de menores: arrancó definiendo al derecho como “el orden social justo” y aclaró que “lo justo es dar lo suyo a cada uno”. “Hoy buscamos lo justo para una minoría”, dijo, y “escuchamos hablar de derechos humanos”, pero “no toda pretensión humana es un derecho”. Distinguió entre la persona del homosexual (al que “debemos el mayor respeto y cuidado”) y sus pretensiones legales. Remarcó lo beneficios que el matrimonio produce, amén de los personales, en el “medio social”. Mencionó los intereses demográficos de nuestro país, “en Argentina nos reproducimos poco”. Destacó los derechos y necesidades de los niños que necesitan de papá y mamá, “¿qué es esto de decir que pueden tener dos papás?” “¿quién va a cumplir la función maternal?”. No quieren que se hable de la naturaleza de las cosas entonces que soy ¿“el mono”?, preguntó el defensor conocido por ese apodo. No necesitamos nuevos adoptantes, enfatizó, “así no se soluciona el problema de los niños”. Describió los criterios que se usan para elegir adoptantes, teniendo en la lista matrimonios jóvenes, matrimonios mayores, personas solteras; la elección del juez dependerá, explicó, de la edad, historia y necesidades del menor. Aceptó para los homosexuales una figura alternativa, incluso una “unión civil con plazos”.

Amparo Llanos Villanueva, abogada peruana, especialista en los derechos humanos en el derecho internacional, ex instructora de los Cascos Azules de la ONU: aclaró que iba a hablar desde la perspectiva de las Naciones Unidas. Para la ONU, afirmó, las minorías surgen básicamente de tres elementos: cultura/lengua, etnia y religión. Remarcó que los derechos humanos son universales y que existe un debate sobre el marco en el que debe contextualizarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ese debate, explicó, algunos privilegian la cultura occidental, pero “occidente no inventó los derechos humanos, los sistematizó”, preguntó después ¿qué pasaría con los aborígenes si legislan sobre este tema?, acotando “porque su concepción es distinta”. “No podemos decir que lo occidental es universal”, resaltó. Destacó que Naciones Unidas nuclea a más de 190 países y que sólo 8 han legalizado el “matrimonio” homosexual. Se refirió finalmente al art. 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que habla del “derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia”, sin incluir otras condiciones que impidan la restricción.

Oscar Ameal, Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil: distinguió entre el positivismo que ve en el derecho sólo “un conjunto de normas que regulan la vida en sociedad” y el iusnaturalismo “regido y ordenado por los principios fundamentales que manan del derecho natural”. “El derecho natural se basa en principios básicos de justicia” válidos para “todos los pueblos y todos los tiempos”, afirmó. “El matrimonio, como institución, surge del derecho natural”. Al considerar la institución tenemos, aclaró, que tener presente “su esencia y su fin”. Definió al matrimonio como “la unión plena y duradera de dos personas de distinto sexo” y afirmó que “una institución así no se puede cambiar de un día para el otro”. El “derecho positivo”, puntualizó, no puede desconocer normas superiores. Describió la función de los jueces que aplican “con equidad” la norma en un caso concreto y reclamó que las leyes no sean caprichosas, “que ordenen en forma justa las conductas humanas”. Sostuvo que el “matrimonio” homosexual “alteraría el orden público” y que la norma afectaría a la mayoría de la población. Dijo que los homosexuales pueden usar una figura jurídica distinta para que no sean “discriminados” los heterosexuales que ya se casaron con otra concepción del matrimonio, “no se les puede cambiar el caballo a mitad del río”, concluyó.

Leonardo Mc Lean, Decano de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral: comenzó con su testimonio personal, lleva 52 años de casado, tiene 10 hijos y 25 nietos. Señaló que se trata de uno de los acontecimientos más importantes de la historia, “serio, irreversible, con consecuencias profundas y duraderas”. Destacó que “toda discriminación hacia la persona homosexual es una injusticia grave” pero que el “matrimonio es un elemento estructurante de la vida social”. Las uniones de personas del mismo sexo “se contraponen a los presupuestos biológicos y antropológicos del matrimonio”, “no tiene nada que ver una cosa con la otra”, enfatizó. Habló de las diferencias objetivas que tienen el varón y la mujer. “Somos varones o mujeres desde la concepción”, resaltó, hay desde entonces “una carga genética”. “El matrimonio encuentra su razón de ser en la complementariedad (física, psíquica y espiritual) del varón y la mujer”, sostuvo. Mencionó a la homosexualidad como una “alteración de la personalidad”, “un proceso de inmadurez en el desarrollo sexual” y sugirió posibles causas. Citó los riesgos de la homosexualidad: 20 años menos de expectativa de vida, mayor contagio de enfermedades de transmisión sexual, uniones menos duraderas, mayor promiscuidad; y llamó la atención sobre la gravedad de entregar a los niños a padres con estas características. Exhortó finalmente a los senadores a centrar su atención en esos niños.

Rodolfo Carlos Barra, ex Ministro de Justicia de la Nación, ex Ministro de la CSJN: resaltó tres aspectos jurídicos de la legalización del “matrimonio” homosexual: 1) es inconstitucional en sí mismo, 2) es contrario al derecho constitucional vigente y 3) es inconstitucional respecto al sistema jurídico internacional. Destacó que “si los constituyentes hubieran querido uniones homosexuales lo habrían escrito expresamente”. Que el Derecho de Gentes es contrario a estas uniones, que hasta hace pocos años ninguna sociedad civilizada las admitía y que, aún ahora, en lugares como España que las legalizó “hay fuertes cuestionamientos”. Estas uniones no se admiten en países con “militancia atea” como China o Cuba, dijo, y concluyó: “no es una cuestión religiosa”. Destacó que el art. 2º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos menciona la no discriminación por sexo, cosa que omite el art. 16º referido al matrimonio, “no fue por olvido”, resaltó. Solicitó que en temas como éste los partidos políticos tengan una postura clara y afirmó que una reforma de esta envergadura “debería entrar por la puerta grande de la Constitución” y no por una ley del Congreso.

Analia Pastore, abogada, especializada en Bioética Jurídica: sostuvo que en los casos de adopción “además de la orientación sexual de los pretensos padres hay que mirar el interés del niño”. Afirmó que existen ventajas en los niños criados por padre y madre, “la importancia de la familia tradicional ha quedado demostrada”, “es beneficiosa la complementariedad sexual de padre y madre en el desarrollo de los niños”. Resaltó que “los niños concebidos por reproducción artificial no han prestado su consentimiento informado”. Remarcó que es distinto el amor que brindan el padre y la madre “dos mujeres pueden ser dos buenas madres, nunca un padre”. Describió los beneficios que el niño recibe en su relación con cada sexo, enfatizando el modo en que “padre y madre contribuyen, de modo irremplazable, en la crianza de los niños”. Exhortó a tener en cuenta, a la hora de legislar, la salud física y mental de las personal homosexuales. Citó muchas estadísticas y estudios comparativos sobre relaciones homosexuales y heterosexuales (duración, fidelidad, búsqueda del hijo, violencia doméstica, etc). Afirmó tras ello que son “dos estructuras sociales absolutamente distintas” y que la legalización de las uniones homosexuales “tiene un resultado previsible”. Exhortó finalmente a no tomar a los niños como “conejillos de Indias de los experimentos sociales”, se les provocaría un “enorme daño” difícil de revertir y “la sociedad pagaría un alto precio”, concluyó.

Pbro. Dr. Julio Raúl Méndez, ex vicerrector de la Universidad Católica de Salta, especialista en temas de bioética: aseguró que la propuesta de “matrimonio” para personas del mismo sexo se basa en “reclamos sociales” (pensión, herencia, obra social…) que se pueden resolver por vía del derecho privado con una “clara manifestación de la voluntad”. Pidió que se abandonen recursos retóricos como la contraposición entre “matrimonios heterosexuales fracasados” y parejas homosexuales “felices”. Requirió que “no se les niegue a los niños el vínculo biológico” porque “aún con la reproducción artificial”, aclaró, somos “producto de varón y mujer”. En el caso de adopción hay que intentar restaurar los vínculos que el niño perdió, sostuvo. “El niño necesita de ambas figuras para su desarrollo psico-sexual”. “No somos cuerpo, tenemos cuerpo”, expresó, “y ese cuerpo ni es descartable, ni es disponible”. A diferencia de la moral, explicó, “al derecho no le interesa la forma en que buscamos el placer”. “La afectividad y la vida íntima son casi inasibles para el derecho”, “la sexualidad de las personas no debe ser protocolizada”. Sostuvo que “el proyecto busca quitarle al matrimonio lo que lo define”. Se excluye la corporeidad “como si el ser humano fuera sólo lo psíquico-volitivo”. Se busca el “matrimonio” por “la carga simbólica y su prestigio” y “se afecta el núcleo de razonabilidad del matrimonio”.

Úrsula Basset, Dra. en Ciencias Jurídicas, especializada en Derecho de Familia: resaltó que está en las manos de los legisladores “el futuro de todos”. Recordó que para Aristóteles, “las leyes se hacen luego de deliberar largamente, porque no versan sobre casos particulares y presentes sino sobre la generalidad y para el futuro”. El matrimonio, advirtió, es “una institución de derecho privado pero de interés público”. El objeto del matrimonio es “el consorcio de toda la vida”, “lo que define al matrimonio no es el afecto, sino el consorcio” y ese consorcio apareja deberes (monogamia, fidelidad, convivencia, etc) que las parejas del mismo sexo “no tienen interés en cumplir”. Citó a Andrew Sullivan, un destacado activista homosexual norteamericano, que sostiene “que las relaciones gay-lésbicas son abiertas”. El matrimonio impone “cargas”, enfatizó, el cónyuge es el que “yuga con otro”. “Igualar no es uniformar”, enfatizó, e inquirió “¿dónde está la pluralidad?” “¿esto es diversidad?”. “El matrimonio es un traje a medida y la neutralidad de género no le cabe a nadie”. Aunque no la mencionó expresamente, rebatió inexactitudes y falacias vertidas en ese ámbito por la Dra. Mónica Pinto, Decana de la Facultad de Derecho de la UBA. “Lo bueno de este debate, destacó finalmente, es que, gracias a estas instancias, por fin empieza a recuperar espacio en la agenda política la familia”. “La familia, el matrimonio y el mandato constitucional tan olvidado de su protección, empieza a ser políticamente correcto”. “Que los legisladores sepan escuchar esta novedad”, remató.

Cristián Conen, prof. de Derecho de Familia y director del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral: habló de tres ejes: 1) los ciudadanos involucrados, 2) el núcleo del debate y 3) la actitud razonable del poder legislativo. Con respecto a lo primero destacó que “las personas de condición homosexual son, en tanto personas, titulares de todos los derechos”, que merecen un “trato digno”, que incluye “la verdad”. Mencionó que el mismo psiquiatra que lideró el lobby gay que en el año 73 logró que se retire la homosexualidad del manual de desórdenes mentales, hoy se dedica a la recuperación de homosexuales con un alto porcentaje de éxito. En cuanto a lo segundo, el núcleo del debate, destacó que es “la identidad del matrimonio”, que “cultural e históricamente ha sido una unión que pone en común la diversidad sexual”. Afirmó que el matrimonio “no es un contrato para ser padres” pero que forma parte de su esencia “la tendencia al hijo”. Habló del bien de los esposos, que se logra con la “riqueza diversa del otro cónyuge” y de la educación de los hijos. Finalmente, al referirse al rol del estado, mencionó el “habitat” óptimo para el niño, afirmó que el gran desafío del siglo XXI es la “ecología humana” y enumeró problemas que acarrea la falta de ese “habitat” (violencia, suicidios, droga, delincuencia, etc). Al concluir exhortó a los legisladores a no hacer “ensayos sociales”.

Arzobispo Kissag Mouradian, Primado de la Iglesia Armenia en Argentina: “cuando hablamos de Iglesia armenia, hablamos de pueblo armenio” y viceversa, aclaró, porque es la religión oficial del Estado. En mi país, dijo, no discutimos estos temas, “estamos abocados a mantenernos en la faz de la Tierra, a pesar de las persecuciones”. El armenio ha tratado en todos los países de “mantener la identidad” y “nuestro primer valor es la familia”. Relató que en cada país donde hay familias armenias levantan “una iglesia, una escuela y un club social” para mantener las tradiciones. “La mujer para nosotros es el altar”, afirmó, “a través de ella se le enseñan a los chicos nuestras tradiciones”. Narró que le dan mucha importancia a la maternidad y que habitualmente hablan de la “Madre Iglesia”, “la Madre Patria”. Enfatizó finalmente que para ellos la familia se funda en la unión de varón y mujer.

Pastor Rubén Oscar Salomé, de Fe.C.E.P (Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal): “la Biblia no es sólo un libro religioso, es la palabra de Dios y dice que la ley de Dios es perfecta”. Afirmó que a lo largo de la historia se pueden observar las dificultades que atraviesan los pueblos que “intentan dejar de lado la ley de Dios”. “Pasar por alto la ley de Dios es el comienzo de la desintegración de una Nación”, enfatizó. “La obediencia a ley de Dios trae bendición y su rechazo condenación”. Le recordó a los senadores la alta responsabilidad que tienen ante Dios y concluyó expresando que “la ley de Dios hace sabio al sencillo”.

Pastor Rubén Proietti, presidente de ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina): agradeció que le hayan dado en el Senado “la posibilidad que le negaron en Diputados”, donde no quisieron escucharlos. Anticipó que no iba a apelar a las emociones, ni a hacer escenas teatrales; lo que más emoción produce, aseguró, es ver a las familias manifestándose espontáneamente en todos el país (sin recibir nada a cambio, sin la expectativa de un festival). Fustigó a los medios de prensa que recurren a lo sensible en desmedro de la razón y denunció la manipulación que la mayoría hace de las noticias, “ponen en tapa las manifestaciones de los homosexuales”, sostuvo, e ignoran las que son a favor de la familia “aunque sean multitudinarias”. Exhortó a los senadores a no dejarse guiar por “el pensamiento único” o las descalificaciones (“retrógrados”, “fundamentalistas”). Afirmó que no se pueden reclamar “derechos” sin tener en cuenta los límites y dio varios ejemplos. Habló de las consecuencias de la ley y de lo que a partir de ella se les enseñaría a los chicos. “Hay que legislar con la razón y Dios es fuente de toda razón”, alegó. Concluyó advirtiendo que el sustento de su mensaje es el conocimiento del “cambio que Cristo produce en la vida de los hombres” y presentó a un matrimonio que integran una lesbiana y un gay recuperados.

Arzobispo Gregory Venables, Primado de la Iglesia Anglicana en Argentina: habló de los comienzos y expansión de la Iglesia Anglicana. Indicó que “este conflicto sacude y divide”, sobre todo “por la palabra matrimonio”. Aseguró que lo que está en juego no es la “libertad de elegir”, “que todos reconocen en tanto no dañe a terceros”, “lo que preocupa es la palabra matrimonio” y señaló que “una vez que hayamos avanzado no vamos a poder volver atrás”, por eso “es una pena que no se consulte al pueblo”. Aseguró que “sus comunidades estarían en contra”. Tras el rabino, Venables afirmó que “si uno toma el Antiguo y Nuevo Testamento” se ve claramente que “Dios previó el matrimonio para varón y mujer” y que el texto bíblico “no deja posibilidad de que el matrimonio sea otra cosa”. “Vamos a abandonar un paradigma bíblico”, advirtió, enfatizando que “el matrimonio es el signo de la unión entre Cristo y su Iglesia”. “Yo sólo puedo bendecir lo que Dios bendice”, expresó. Exhortó finalmente a los senadores a tomarse el tiempo de escuchar al “86% del país que es cristiano”.

Mons. Pedro Martínez, Obispo de Posadas (Misiones) y presidente de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia: “pedimos que se ratifique el matrimonio y el derecho de los chicos”. Esto “no es un cambio de palabras”, se modifica un “eje cultural”, sostuvo. Al defender el matrimonio entre varón y mujer, afirmó, “no lo hacemos desde una postura fundamentalista”, “lo hacemos desde una visión, teológica, antropológica y cultural”. El prelado se remitió luego al último documento del Episcopado Sobre el bien inalterable del Matrimonio y la Familia, del que leyó algunos párrafos. Destacó “criterios pastorales y humanos”. “Señalar que el matrimonio lo constituyen varón y mujer”, no implica “discriminación”, remarcó. Distinguió “la igualdad de derechos” de “la uniformidad de derechos”, que “puede ser injusta”. Afirmó que “hay situaciones diversas” y “derechos diversos” y dio ejemplo de algunos derechos restringidos. Mencionó que un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe dice que los homosexuales “pueden recurrir al derecho privado”. Habló de la pastoral donde “no se discrimina”, “se acompaña el dolor humano”, “nuestra gente conoce el humanismo de la Iglesia”, resaltó. Le pidió a los legisladores que dejen de lado fundamentaciones particulares y afectivas y “miren el bien común”. Destacó que “los niños también son portadores de derechos humanos”, “sentimos tristeza, subrayó, cuando se silencian los derechos de los niños por nacer” o el “derecho de un niño a ser criado por un varón y una mujer”. Concluyó como el documento precitado exhortando a los fieles a implorar a Dios para que ilumine a los gobernantes y especialmente a los legisladores y a expresarse “en la defensa y promoción de los grandes valores”.

Mons. Oscar Ojea, Obispo coadjutor de San Isidro: “uno de los desafíos más grandes de la Nación es la aceptación de lo diverso y el aprendizaje del diálogo”, “sin marginaciones, ni exclusiones”. Destacó que la ley tiene valor pedagógico y que no le podemos decir a nuestros hijos “que es lo mismo el matrimonio que la unión de personas del mismo sexo”. Tras afirmar que “el matrimonio está en crisis” preguntó “¿lo vamos a sostener pensando en el futuro o vamos a legitimar lo que se da en los hechos?”.