martes, 26 de septiembre de 2017

Científico creyente nº 13 - Georg Cantor

Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Matemático creyente nº 13

13.    Georg Georg Cantor (1845-1918)





Su nombre completo era Georg Ferdinand Ludwig Philipp Cantor. Matemático y filósofo alemán de origen ruso y judío. Junto a Dedekind y Frege desarrollaron la Teoría de Conjuntos. 


Se abocó al estudio de los conjuntos infinitos, descubriendo y demostrando sorprendentemente que los mismos no tienen el mismo cardinal (hay infinitos más “numerosos” que otros), pero también que el cardinal de los naturales es el mismo que el de los números pares o impares, que el de los enteros, y, paradójicamente, que el de los números racionales (dicho cardinal fue bautizado por Cantor como “aleph cero”, símbolo אo, siendo aleph la primer letra del alfabeto hebreo) en cambio el de los números reales es mayor (aleph uno, אl ).  

Los números transfinitos
El menor cardinal de conjuntos infinitos es el de los números naturales 1,2,3,…,llamado אo (aleph cero). Cantor demostró mediante la función biyectiva f(n)=2.n que se puede asociar a cada número natural su doble, que es un número par, certificando que hay tantos naturales (ℕ) como naturales pares (ℕP, que es un subconjunto propio de ℕ).
1à2
2à4
3à6
… …
Lo mismo sucede con los impares ℕI (f(n)=2.n-1), con los múltiplos de cualquier natural (p.ej. f(n)=5.n relaciona cada natural con un único múltiplo de 5; ¡hay tantos múltiplos de cinco como números naturales!). También demostró que ¡hay tantos naturales como enteros! …-2, -1, 0, 1, 2, … (ℤ).
Mediante un método muy instructivo también demostró que a cada fracción se la puede relacionar con un único número natural y viceversa, demostrando que ¡hay tantas fracciones (ℚ) como naturales! Pero esto ya no podría hacerse con el conjunto de los números reales (ℝ), demostrándolo por medio del argumento de la diagonal. Así surgió אl que tiene tantos elementos como 2 אo (dos elevado a la “aleph cero”). La hipótesis del continuo formulada por Cantor “no existe un cardinal entre אy אl” es uno de los famosos “Problemas de Hilbert” propuestos en 1900 y aún no resuelto definitivamente.



Recibió la medalla Sylvester de la Royal Society (1904). Profesor de la Universidad de Halle (Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg).



Su padre era un devoto luterano y él continuó con esa misma fe. Una carta del padre comienza: Por la gracia del Todopoderoso, el Creador de nuestro universo y el Padre de todas las criaturas vivientes, que este día sea de una influencia benigna sobre tu vida futura toda entera.



En una carta a su amigo Dedekind escribe[1]: “Dios Todopoderoso me ha permitido alcanzar las aclaraciones más notables e inesperadas en la teoría de variedades (o de conjuntos) y la teoría de números”

"hat es Gott der Allmächtige geschickt, dass ich zu den merkwürdigsten, unerwartetsten Aufschlüssen in der Mannigfaltigkeitslehre und in der Zahlenlehre gelangt"


Refutando el prejuicio histórico acerca de la imposibilidad de poder trabajar con cantidades infinitas como se hace con cantidades finitas, el elabora una nueva proposición[2]: Omnia seu finita seu infinita definita sunt et excepto Deo ab intellectu determinari possunt, que significa Todas las cosas, ya finitas ya infinitas, son definidas y, exceptuando a Dios, pueden ser determinadas por el intelecto.

Como señala el escritor matemático Marcus Du Sautoy[3]: “Su creencia en Dios fue la hipótesis fundacional a partir de la cual dedujo que el infinito debe existir”.

“His belief in God was the foundational hypothesis from which he deduced that the infinite must exist”



Y a continuación cita a Cantor[4]:

“Una prueba se basa en la noción de Dios. Primero, de la más alta perfección de Dios, inferimos la posibilidad de la creación del transfinito, entonces, de su alabanza y esplendor, inferimos la necesidad de que la creación del transfinito haya sucedido de hecho”.

En inglés: “One proof is based on the notion of God. First, from the highest perfection of God, we infer the possibility of the creation of the transfinite, then, from his allgrace and splendor, we infer the necessity that the creation of the transfinite in fact has happened”

Original en alemán: “Ein Beweis geht vom Gottesbegriff aus und schließt zunächst aus der höchsten Vollkommenheit Gottes Wesens auf die Möglichkeit der Schöpfung eines Transfinitum ordinatum, sodann aus seiner Allgüte und Herrlichkeit auf die Notwendigkeit der tatsächlich erfolgten Schöpfung eines Transfinitum”




[1] Der Briefwechsel zwischen Cantor und Dedekind (La correspondencia entre Cantor y Dedekind), Cantor an Dedekind, Halle, 05/11/1882. Editor: Oliver Deiser; ver: http://www.aleph1.info/?call=Puc&permalink=cd1, chequeado el 21/09/2017
[2] Cantor, Georg. (1883). Grundlagen einer allgemeinen Mannichfaltigkeitslehre: Ein mathematisch-philosophischer Versuch in der Lehre des Unendlichen (Fundamentos para una teoría general de conjuntos. Una investigación matemático-filosófica sobre la teoría del infinito).  Hay versión en español: José Ferreirós (Edit. y Trad.); Emilio Gómez-Caminero (Trad.) (2005). Fundamentos para una Teoría General de Conjuntos. Escritos y correspondencia selecta. Crítica. Barcelona. 
[3] Sautoy, Marcus du. (2017). The Great Unknown: Seven Journeys to the Frontiers of Science (El gran desconocido: Siete viajes a las fronteras de la ciencia). Cap. 14. Penguin Random House.
[4] Cantor, Georg; Dedekind, Richard; Zermelo, Ernst. (1932). Gesammelte Abhandlungen mathematischen und philosophischen Inhalts (Ensayos recopilados de contenido matemático y filosófico). Verlag Von Julius Springer. Berlin. Pág. 400.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Científico creyente nº 12 Bernhard Riemann


Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Matemático creyente nº 12
     Georg Friedrich Bernhard Riemann (1826-1866)


Extraordinario matemático y físico alemán. Su padre fue un pastor luterano, y su primera ambición fue la de seguir sus pasos. Ingresó en el liceo de Hannover, donde estudió hebreo y trató de probar la certeza del libro del Génesis por medio de razonamientos matemáticos. Fue nombrado profesor extraordinario en Göttingen. Hizo muchas contribuciones a la matemática y también a la física en sus escasos, pero prolíficos casi 40 años de vida. Fue fundador de un área de la geometría diferencial, hoy llamada geometría riemanniana. Sus innumerables aportes pueden visualizarse en un extenso listado de cosas nombradas con su apellido, entre las que solo nombramos “la hipótesis de Riemann”[1], “las superficies de Riemann”, “la integral de Riemann”, “la esfera de Riemann”, varias funciones con su nombre, “el tensor de Riemann”, etc.  Sus estudios matemáticos permitieron luego a Einstein el desarrollo de la Teoría de la Relatividad. Fue miembro de las principales academias de la época

Según su biógrafo y amigo, el matemático alemán Richard Dedekind (1831-1916), Riemann fue un sincero cristiano toda su vida y al relatar el momento de su muerte, Dedekind dice[2]: “y sirvió a su Dios con tanta fidelidad como su padre lo había hecho, pero de modo diferente”

Y agrega[3]: “El autoexamen diario ante el rostro de Dios, según sus propias palabras, era para él una cosa principal de la religión”
Die tägliche Selbstprüfung vor dem Angesichte Gottes war, nach seinem eigenen Ausspruche, für ihn eine Hauptsache in der Religion.

En su lápida[4] está escrito el texto bíblico de la carta de San Pablo a los Romanos, cap. 8, verso 28: “A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”
Denen die Gott lieben muessen alle dinge zum besten dienen.




[1] Uno de los pocos problemas propuestos por Hilbert en 1900 (los “problemas de Hilbert”) aún no resueltos.
[2] Eric Temple Bell, Los grandes matemáticos (Desde Zenón a Poincaré), Su vida y sus obras, Cap. 26: Anima Cándida, Riemann, Patricio Barrios, Editorial Losada, Buenos Aires, disponible en línea en Libros Maravillosos, © 2001 Patricio Barros y Antonio Bravo: http://www.librosmaravillosos.com/grandesmatematicos/capitulo26.html
[3] Riemann, Bernhard. Dedekind, Richard. Weber, Heinrich. (1892). Bernhard Riemann: gesammelte mathematische Werke, Wissenschaftlicher Nachlass und Nachträge: collected papers (Bernhard Riemann: recopilación de trabajos matemáticos, legados científicos y papeles: colección de artículos). Editorial B. G. Teubner, Leipzig. Págs. 589-590.
[4] Foto de su lápida disponible en Grab von Bernhard Riemann in Biganzolo (Italien) [Tumba de Bernhard Riemann en Biganzolo (Italia)], Zeugnisse zu Mathematikern (Testimonios a los Matemáticos), por Wolfgang Volk; ver: http://www.w-volk.de/museum/grave28.htm, chequeado el 20/09/2017

jueves, 14 de septiembre de 2017

Científico creyente nº 11 - Charles Babbage

Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Matemático creyente nº 11

11.    Charles Babbage (1791-1871)


Matemático, ingeniero, filósofo, escritor y científico de la computación inglés, llamado el padre de la computación. Ocupó el famoso cargo de Profesor Lucasiano de Matemáticas en Cambridge[1] entre 1828 y 1839. Miembro, entre otras organizaciones, de la Royal Society, de la Astronomical Society y de la Statistical Society. 

Retomando los esbozos de Kepler, Pascal y Leibniz, diseñó las primeras máquinas calculadoras: la máquina diferencial (para tabular funciones polinómicas, tablas matemáticas y astronómicas) y la máquina analítica (para cálculos matemáticos de todo tipo, un prototipo de computadora moderna). No se llegaron a concretar debido a que aún no estaba desarrollada la tecnología suficiente. Un siglo después, en base a sus diseños, se crearían las primeras computadoras.

Se le recuerda por la frase escrita en Passages[2]: En dos ocasiones me han preguntado, "le ruego, Sr. Babbage", si pones en la máquina cifras equivocadas, ¿saldrán las "respuestas correctas"? ... No soy capaz de aprehender acertadamente el tipo de confusión de ideas que podría provocar semejante pregunta.
On two occasions I have been asked,-"pray, Mr. Babbage", if you put into the machine wrong figures, will the right "answers come out?" ... I am not able rightly to apprehend the kind of confusion of ideas that could such a question.

Se lo considera el inventor o precursor del tacómetro (velocímetro) y del Oftalmoscopio (instrumento para ver el fondo del ojo), pero también de la impresora, que era parte de las máquinas nombradas anteriormente.

Realizó importantes aportes al análisis matemático. Publicó[3] una tabla de logaritmos, libros sobre series infinitas, sobre mecánica y economía, y sobre diferentes asuntos científicos y filosóficos.

Los The Bridgewater treatises on the power, wisdom and goodness of God, as manifested in the Creation. (Los tratados de Bridgewater sobre el poder, la sabiduría y la bondad de Dios, tal como se manifiestan en la Creación) son una serie de ocho tratados de teología natural escritos por varios autores por encargo del reverendo Francis Henry, Conde de Bridgewater. El octavo y último fue escrito por el físico, químico y teólogo William Prout en 1836. Charles Babbage, por su propia cuenta, decidió escribir en 1837 el noveno tratado: The ninth Bridgewater Treatise[4].
En él trata acerca de la anaturaleza de los milagros y la profecía, refutando entre otras cosas la posición filosófica[5] de David Hume quien consideraba los milagros como imposibles. Hume afirmaba que era improbable que un conjunto de testimonios humanos, por más numeroso que sea, podía superar la improbabilidad de los milagros por ellos relatados, certificada por la experiencia del curso de la naturaleza. Babbage, por medio de un análisis de probabilidades matemáticas demuestra que esto es erróneo, evidenciando que es mayor la improbabilidad de la falsedad de tantos testimonios que la improbabilidad de los milagros.

En la conclusión hace suyas las palabras del Arzobispo de Dublin[6]: “Cualquier teoría sobre cualquier tema, que sea realmente sana, nunca puede ser enemiga de una religión fundada en la verdad”
Any theory on whatever subject, that is really sound, can never be inimical to a religion founded on truth.

En su libro Passages escribe un capítulo sobre religión. Allí comienza diciendo[7]:

 Hay tres fuentes de las que se afirma que el hombre puede llegar al conocimiento de la existencia de una Deidad.
1. La prueba a priori o metafísica. Tal es la del Dr. Samuel Clarke.
2. De la Revelación.
3. Del examen de las obras del Creador.
There are three sources from which it is stated that man can arrive at the knowledge of the existence of a Deity.
1. The à priori or metaphysical proof. Such is that of Dr. Samuel Clarke.
2. From Revelation.
3. From the examination of the works of the Creator.
Después de hacer un análisis de las dos primeras, escribe:

“Sigue habiendo una tercera fuente de la cual llegamos al conocimiento de la existencia de un Creador supremo, a saber, de un examen de sus obras. A diferencia del testimonio transmitido, que se debilita en cada etapa, La confirmación de esta evidencia deriva del progreso del individuo, así como del avance del conocimiento de la raza.

Casi todos los hombres pensantes que han estudiado las leyes que gobiernan el mundo animado y el inanimado que nos rodea, coinciden en que la creencia en la existencia de un Creador Supremo, poseído de infinita sabiduría y poder, está abierta a muchas menos dificultades que la suposición de la ausencia de cualquier causa o de la existencia de una pluralidad de causas.

En las obras del Creador siempre abierto a nuestro examen, poseemos una base firme sobre la cual elevar la superestructura de un credo iluminado. Cuanto más el hombre indaga en las leyes que regulan el universo material, más convencido está de que todas sus variadas formas surgen de la acción de unos pocos principios simples. Estos mismos principios convergen, con fuerza creciente, hacia una ley aún más amplia a la que parece estar sometida toda la materia. Tan simple como puede ser esa ley, debe recordarse que es sólo una entre un número infinito de leyes simples: que cada una de estas leyes tiene consecuencias al menos tan extensas como las existentes, y por lo tanto que el Creador que seleccionó la presente ley debe haber previsto las consecuencias de todas las demás leyes.

Las obras del Creador, siempre presentes a nuestros sentidos, dan un testimonio vivo y perpetuo de su poder y bondad superando con creces cualquier evidencia transmitida a través del testimonio humano. El testimonio del hombre se vuelve más débil en cada etapa de la transmisión, mientras que cada nueva investigación de las obras del Todopoderoso nos da una visión más exaltada de su sabiduría, su bondad y su poder”
There remains a third source from which we arrive at the knowledge of the existence of a supreme Creator, namely, from an examination of his works. Unlike transmitted testimony, which is weakened at every stage, this evidence derives confirmation from the progress of the individual as well as from the advancement of the knowledge of the race.
Almost all thinking men who have studied the laws which govern the animate and the inanimate world around us, agree that the belief in the existence of one Supreme Creator, possessed of infinite wisdom and power, is open to far less difficulties than the supposition of the absence of any cause, or of the existence of a plurality of causes.
In the works of the Creator ever open to our examination, we possess a firm basis on which to raise the superstructure of an enlightened creed. The more man inquires into the laws which regulate the material universe, the more he is convinced that all its varied forms arise from the action of a few simple principles. These principles themselves converge, with accelerating force, towards some still more comprehensive law to which all matter seems to be submitted. Simple as that law may possibly be, it must be remembered that it is only one amongst an infinite number of simple laws: that each of these laws has consequences at least as extensive as the existing one, and therefore that the Creator who selected the present law must have foreseen the consequences of all other laws.
The works of the Creator, ever present to our senses, give a living and perpetual testimony of his power and goodness far surpassing any evidence transmitted through human testimony. The testimony of man becomes fainter at every stage of transmission, whilst each new inquiry into the works of the Almighty gives to us more exalted views of his wisdom, his goodness, and his power.



[1] El título de profesor Lucasiano de matemáticas se estableció en honor al fundador de la cátedra, el reverendo Henry Lucas (1610-1663), miembro del Parlamento de Inglaterra en representación de la Universidad de Cambridge. Dicho honor lo tuvieron Isaac Barrow (período 1663-1669), Isaac Newton (1669-1702), Charles Babbage (1828-1839), George Stokes (1849-1903), Paul Dirac (1932-1969) y Stephen Hawking (1979-2009), entre otros.
[2] Babbage, Charles. (1864). Passages from the life of a philosopher (Pasajes de la vida de un filósofo), Longman, Green, Longman, Roberts, y Green. Londres. Pág. 67. Ver: https://archive.org/details/passagesfromlife03char, chequeado el 14/09/2017
[3] Algunos ejemplos:
a) Babbage, Charles. (1824). On the Determination of the General Term of a new Class on infinite Series. J. Smith (impresor de la Universidad). Cambridge.
b) Babbage, Charles. (1827). Table of Logarithms of the Natural Numbers, from 1 to 108000. Edit. J. Mawman. Londres.
c) Babbage, Charles. (1831) On the Economy of Machinery and Manufactures. Impreso por Charles Knight. Oxford. Versión en español: Diez Imbrechs, José (Trad.) (1833) Tratado de mecánica práctica y de economía política. Martinez y Cia.
[4] Babbage, Charles. (1837). The ninth Bridgewater Treatise (El noveno tratado Bridgewater). Edit. John Murray. Londres. Ver: https://archive.org/details/ninthbridgewatai00babb, chequeado el 14/09/2017
[5] Ibídem. Cap. X: On Hume's Argument against Miracles (Sobre el argumento de Hume contra los milagros). Pág. 118
[6] Ibídem. Conclusion. Pág. 159
[7] Ver nota al pie nº 2. Passages. Págs. 396 y 402

domingo, 10 de septiembre de 2017

Científico creyente nº 10 - Augustin Cauchy

Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Matemático creyente nº 10


10.   Augustin Louis Cauchy (1789-1857)

Matemático y físico francés, considerado como uno de los matemáticos más importantes del siglo XIX. Miembro de la Academia de Ciencias de Francia y profesor en la escuela Politécnica.

Los aportes fundamentales de Cauchy se centran principalmente en el análisis matemático, con el estudio de funciones de variable compleja, la convergencia de sucesiones (sucesiones de Cauchy) y series, la teoría de grupos (que estudia las estructuras algebraicas llamadas “grupos”; por ejemplo, enunció lo que se llama el teorema de Cauchy de grupos), etc. Les dio precisión a los conceptos de función, límite y continuidad. Varios teoremas llevan su nombre, como el teorema integral de Cauchy y el teorema del valor medio de Cauchy. Pero también trabajó en teoría de errores; en geometría, por ejemplo, en el estudio de los poliedros; y en física, en el estudio de la teoría de luz, la teoría de la elasticidad (relacionando la tensión mecánica con las integrales; por ejemplo, con los postulados de Cauchy, etc.).

Escribió cerca de 800 obras científicas. Sus Oeuvres complètes d'Augustin Cauchy (obras completas) contiene varios volúmenes y es una producción que supera a casi todos los científicos de la historia.

Uno de sus libros de cabecera era “La Imitación de Cristo”, de Thomas
Kempis (uno de los más conocidos libros de devoción cristiana). Thomas de Kempis (1380-1471) fue un sacerdote que trabajó ardientemente para recuperar el fervor de los primeros cristianos.

                Cauchy fue un cristiano de profundas convicciones cristianas. Él escribió en un libro sobre religión[1]:

«Yo soy cristiano, es decir, creo en la divinidad de Jesucristo, al igual que Tycho Brahe, Copérnico, Descartes, Newton, Fermat, Leibniz, Pascal, Grimaldi, Euler, Guldin, Boscovich, Gerdil, al igual que todos los grandes astrónomos, todos los grandes físicos, todos los grandes geómetras de los siglos pasados»                                      
Augustin Cauchy
Original en francés: Je suis chrétien, c'est à dire que je crois à la divinité de Jésus-Christ, avec Tycho-Brahé, Copernic, Descartes, Newton, Fermat, Leibnitz, Pascal, Grimaldi, Euler, Guldin, Boscovich, Gerdil, avec tous les grands astronomes, tous les grands physiciens, tous les grands géomètres, des siècles passes.

Y a continuación afirmó: Mis convicciones son el resultado, no de prejuicios de nacimiento, sino de un examen minucioso.
Mes convictions sont le résultat, non de préjugeé de naissance, mais d'un examen approfondi

En dicho libro escribe[2]:
“La perfección evangélica, ejercida y practicada por hombres que, para agradar a Dios, se dedican a servir a sus hermanos, es la necesidad más apremiante de nuestro siglo”
La perfection évangélique, exercée et pratiquée par des hommes qui, dans la vue de plaire à Dieu, se dévouent à servir leurs fréres, est le besoin le plus pressant de notre siécle.

Y “Dios ... es la fuente infinita de toda ciencia, de toda luz”[3]
Dieu ... est la source infinie de toute science, de toute lumiére




[1] Cauchy, Augustin Louis Baron. (1844). Considérations sur les ordres religieux, aux amis des sciences (Consideraciones sobre las órdenes religiosas, a los amigos de la ciencia). Librería de Poussielgue-Rusand, París. Pág. 5.
[2] Ibídem, págs. 25 y 26
[3] Ibídem, pág. 42

martes, 5 de septiembre de 2017

Científico creyente 9 - Gauss

Continúo con la publicación de los capítulos 8 a 12 de mi libro "El Señor de los dos libros" 2ª edición. Uno a uno iré publicando las biografías de cientos de científicos creyentes de todas las épocas.

Matemático creyente nº 9

9.       Carl Friedrich Gauss (Gauß en alemán) (1777-1855)


Matemático, físico y astrónomo alemán. Nació en el seno de una familia humilde. Llamado “el príncipe de las matemáticas” (ya en vida), fue un niño prodigio, Trabajó todas las ramas conocidas en su época y a todas aportó algo.

Cuando el famoso viajero y aficionado a las ciencias barón Alexander von Humboldt preguntó a Pierre Simón, conde de Laplace (astrónomo, físico y matemático francés) quién era el más grande matemático de Alemania, Laplace replicó “Plaff” (refiriéndose a un importante matemático, Johann Friedrich Plaff). "Y entonces Gauss, ¿qué?", preguntó el asombrado von Humboldt. "Oh,” - dijo Laplace-, “Gauss es el mayor matemático del mundo"[1]

El biógrafo de Gauss, el historiador y erudito Matemático Guy Waldo Dunnington (quien también fue un traductor de los juicios de Nuremberg) afirma: “La idea inquebrantable de la continuidad personal después de la muerte, la firme creencia en un último regulador de las cosas, en un eterno, justo, omnisciente, omnipotente Dios, formó la base de su vida religiosa[2]. Otro biógrafo y estrecho colaborador durante su vida, fue Von Waltershausen, quien escribió: “Gauss fue profundamente religioso y conservador; la búsqueda de la verdad y el sentimiento de justicia son la base de sus opiniones religiosas. Así concibió la vida espiritual a través del universo como un estado de justicia, penetrada por la verdad eterna. Tenía confianza de que nuestro curso de la vida no se termina con la muerte"[3]

Se conoce de él la frase[4]:
«Cuando suene nuestra última hora, será nuestra inefable gran alegría ver a Quien en todo nuestro quehacer sólo podíamos imaginar»   
Carl Friedrich Gauss
Wenn unsere letzte Stunde schlägt, wird es unsere unsagbar große Freude sein, den zu sehen, den wir in unserem Schaffen nur ahnen konnten. Gauss.

Y, acerca de los límites de la ciencia, afirmó[5]: “Hay problemas cuyas soluciones yo pondría en un valor infinitamente más alto que el de las matemáticas, por ejemplo tocantes a la ética, o a nuestra relación con Dios, o con respecto a nuestro destino y nuestro futuro; pero su solución está totalmente fuera de nosotros y completamente fuera del área de la ciencia”
There are problems to whose solution I would attach an infinitely greater importance than to those of mathematics, for example touching ethics, or our relation to God, or concerning our destiny and our future; but their solution lies wholly beyond us and completely outside the province of science. Gauss.





[1] Eric Temple Bell, “The World of Mathematics”, editado por James Newman, 2000, Vol.1, pág. 316.
[2] Dunnington y otros, “Carl Friedrich Gauss: Titan of Science” (Titán de la ciencia), ediciones MAA, 2004, pág. 301.
[3] Waltershausen, citado en New World Encyclopedia: http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Carl_Friedrich_Gauss (en inglés)
[4] Suchon, Martina, Der Sinn des Lebens (El sentido de la vida), BoD – Books on Demand, Norderstedt, Alemania, 2009, pág. 38.
[5] Newman, James R.; The World Of Mathematics, Volumen 1, Parte II, cap. 11, The Prince of mathematician escrito por Eric Temple Bell, pág. 31, editado por George Allen & Unwin, Londres, 1956.